Escribo porque no sé permanecer en silencio. Porque la palabra es mi carne y mi condena, y porque a veces la única manera de no enloquecer es dejar que la locura hable por mí. No busco respuestas, solo temperatura. Soy Laura Desamparada: lo que queda cuando el alma hierve demasiado.

miércoles, 11 de agosto de 2010

La gente se sienta a la hora del té, con la intención de hablar de algo.
Se toma el té, se come el pan, se ve la teleserie y nadie ha dicho una sola palabra.

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