miércoles, 30 de enero de 2008

No me dejes así con las ganas en las manos, con el cuello estirado, no me dejes así.
Casi pariendo y tocandome con una mano, la miseria oculta de mi capullo, no me dejes así, gritando como loca de patio las verdades del afecto.
No me dejes, porque cae el hecho de que puedo irme contigo y tú no me quieres dejar mover.

Vivir amerita...

autocompasión.

jueves, 24 de enero de 2008


Miró abajo y retrocedió para no perturbarla.
La niña encogida chillaba,
en su mano derecha una piedrita, en la izquierda la suciedad del suelo.
Se aferró a las largas piernas del hombre, presionando sus testiculos con su cabecita húmeda en sudor.
Él retiró la piedrita de la mano, guíandola a su pene.

La niña dejó de llorar.

miércoles, 9 de enero de 2008

II

La última cosa que imaginas sentada al fondo del tumulto,
a la derecha de la gente, extendiendote la mano.
Soy yo.

martes, 8 de enero de 2008

Llórame que sea una vez; yo te lo pido... derrama una lágrima por mí.

lunes, 7 de enero de 2008


Sólo necesito sentir que alguien me quiera;
Hoy lloré,
Desde hace exactamente cuatro meses, nedie me recuerda lo linda que me veo cuando lloro.
Ahora lo hago sola.

Los eché a todos y estoy sola, y vuelvo a pisar la misma vara de la soledad,
No hay nada, no hay nada, no hay nada, ESTOY PERDIDA.

Duermo para acompañarme del sueño, tengo miedo.

No quiero llorar, porque las lágrimas son ácido y yo, necesito sólo a alguien que me diga que me veo bonita cuando rio.

Que no sea sexo, alguien que lo sienta de verdad, alguien que me pueda enseñar a sentir, quiero sentir algo bueno, sé que lo puedo hacer.
Pero sola así como estoy, lo dudo, porque miro mis manos y las acaricio, para mí, sólo para mí; no me quiero mirar.

viernes, 4 de enero de 2008


Volveré
y volverás...
Cuando vea y veas,
que ya no hay nada.
Yo sé que quieres; y no quieres... tocar mi mano.

miércoles, 2 de enero de 2008

El título da lo mismo


Hola, tú no me conoces y yo tampoco, pero da lo mismo.
Olvidarás algo de mí que podrías pensar que conoces,
Pero te equivocas, y es mejor así.

Quiero hundir en mi habitación, la vergüenza de que me toque el mundo con la punta de las uñas.

No soy, frágil, no soy de cristal, soy de carne y huesos y sangre y células, y mi carne se pega a mi huesos y a mis huesos los choca la sangre que fluyendo dentro acarrea mil celulas que plasmadas en drogas y alcohol, es un súbito pálpito, de algo que no tiene más tiempo que el que le he permitido estar (y que tampoco estará más tiempo).

Mi nombre es Marta Calderón, pero puedes decirme como quieras, porque también da lo mismo.

martes, 1 de enero de 2008


No puedo ser tan oscura y dilatarme así como perdida en el liso remaje de tus cabellos, y no puedo partirme la cabeza ni pensar en que está bien y que no.
Sólo puedo decir que ya no soy dueña de mis actos y que me caigo con solo ponerme de pie.
Soy un tanto simplona, muy linda de cara, muy limpia de cuerpo, bien vestida, pero eso es todo lo que importa, no quiero tener que ver conmigo nada.
Laura, si sabes que yo te extraño, por qué me sigues abanadonando?
He rompido todas y cada una de mis uñas, y las que no han sido quebradas, me las he comido sintiendo repudio por mi.
La gente pasa, se mira, los miro y no te encuentro.
Laura, vuelve.
Laura, ese es el nombre que necesito ahora.
Mi amor, sirveme una tacita de café que tengo frío y parece que perdí el abrigo en la visita que hicimos al cementerio.
Mi amor, ha llamdo Laura?
Mi amor, la necesito!