lunes, 16 de agosto de 2010

miércoles, 11 de agosto de 2010

Quisiera no mirarte más por el otro lado de una ventana, quisiera no verte más por medio de un vidrio.
Quisiera nunca más tener que decirte chao desde el interior, en serio quisiera que nunca más te fueras.
Porque estoy en una pecera que está hecha de vidrio grueso, y aunque sin embargo te veo muy claro nunca he podido siquiera rozarte un poquito.
Yo no entiendo a la gente qué se enamora, de hecho ni siquiera sé de qué se enamora la gente que se enamora.
Citaré pues la sabias palabras de Rojas.
¿Qué se ama cuando se ama?

Si bien yo me he enamorado una y otra vez de escritos, de comidas, de objetos, de canciones, de olores, de sensaciones, de días, de noches, de momentos felices, de momentos tristes.
Yo no entiendo a la gente que se enamora de otra gente.

Dicen por ahí que no hay sentimiento más bello, más puro, más leal que el amor recíproco.
¿Qué se ama cuando se ama?
Yo me enamoré una vez, dos veces infiitas veces, del niño que pasaba, del hombre que sonreía de la mujer que me acompañaba.
Yo me enamoré perdidamente de un hombre en especial, de "ese" hombre que sabe que me enamoré de él, como se enamoran los enamorados. Que se dan la mano y gritan en público su amor eterno.
No soy de las constantes, no soy de las inconstantes, no soy la de las vanalidades, no soy de las pretenciosas, sólo soy y si, sólo soy, de las que no se pueden enamorar perdidamente, porque aún no puedo entender bien esa palabrita, ese sentimiento "amor".

Claro que vivo enamorada constantemente, de una muchachita, pequeña pequeña, enorme, fría y distante.
La miro y parece tan eterna, tan entera de albedrío, tan llena de ideas, tan completa de significados.
Ella es la única quien verdaderamente me ha hecho amarla entera por ser como es, entenderla como es, buscarla por ser como es.

Me enamoro cada vez que me visito a mi misma, y me huelo, y me miro, y tengo relaciones conmigo misma.
Me enamoré perdidamente y no de otra gente sino de mi misma, yo misma me enamoré de mí.
Generalmente optaría por quedarme callada...
Generalmente tomo muy malas decisiones.
Y de verdad lo digo
Y no bromeo
(Con estas cosas no se bromea).

Conocí a Sócrates una noche mientras caminaba descalza por un sendero empinado.
Él estaba en la cima, leía un libro
Me miró de reojo y se puso a reír.

Pienso seguidamente en la situación de la cual me apabullo
Yo caminando de noche, descalza francamente sin ver nada.
Él leyendo un libro (ó fingiendo leerlo)
Riendo sin razón aparente
Hay cosas que no son para ser leídas:

Quién dice que todo lo que tiene letras se puede leer?
Hay escritos que no se han hecho para ser leídos, no por una persona ni por dos.
Sólo para el sí mismo de quien escribe.
Porque cuando esos escritos son leídos, dejan una huella tan grande, una herida inmensa, un dolor incurable, porque no se han hecho para que nadie las lea, sino para descargo propio de quien lo ha creado. Pero a veces se comete el error de guardarlo en los pantalones, en un cuaderno (da lo mismo el lugar) y erroneamente cae en manos ajenas, a las cuales no pertenecen ni perteneceran nunca esas palabras.
Esas cosas que no deben ser leídas quedan mejor guardadas en la mente (la curiosidad humana es demasiado grande y por ende dañina).

Hay cosas que no deben ser leídas, NUNCA. Porque no se han creado con ese fin, ni con ningun otro que no sea, autoconvencimiento del escritor.
Las cosas a mi manera no son mejor, pero son a mi manera, lo que quiere decir que son como yo las quiero hacer y no como quieren que las haga.
Las cosas a mi manera son ciertamente mejor que a la manera de otros, pues las hago cómo, dónde y cuándo quiero.
Las cosas a mi manera son a mi manera porque las hago yo.
La gente se sienta a la hora del té, con la intención de hablar de algo.
Se toma el té, se come el pan, se ve la teleserie y nadie ha dicho una sola palabra.
Nunca se está lo suficientemente neutro.
Siempre estás o muy a la derecha o muy a la izquierda.

Nicolas Benjamin Calderón Romero


¿Qué haces tú para que yo me derrita entre tus mañas y berrinches?
Me dices sólo que me quieres a 100 kilómetros por hora y ya todo lo mío es tuyo.
Hijo mío. El hijo no engendrado por mí. El hijo imaginario.
Nicolás yo velaré que tus sueños no te atormenten y te aconsejaré cuando no encuentres consuelo.
Pero por ahora sólo te puedo prestar mi "COMPUTADODA" para que juegues "MARIO BLOS", regalarte dulces a escondidas y preguntarte por qué lloras cuando lloras.

¿Qué más quisiera yo que formarte de otra manera? Pero no está en mis manos, pero cuando tú quieras aprender estaré ahí para ti.
Si es verdad que no soy de las que se alejan más de 10 pasos.
También es verdad que no soy de las que no vuelven.
Y es mucho más verdad que no soy de las que se confunden en la multitud

Llegando a mi Itaca

Luego del viaje de ida que duró excatamente 18 años voy entrando nuevamente en el sendero de mi Itaca, me estoy desplegando por sus valles, la magnificencia me tiene estupefacta.
Itaca, Itaca, Itaca, me he mantenido despierta por las deidades del camino rojo, también las distracciones que me han mantenido alejada de ti.
Pero por fin diviso a la lejanía tu empedrado de roca gris, tu entrada que me vio salir y ahora observa mi retorno.
Por fin estaré en mi Itaca.

Hidrante

Si fueras un hidrante yo sería un perro y me pasearía por delante tuyo y por detrás tuyo, meneando la cola de curiosidad.
Olería insistente tu base, sentiría la cantidad de firmas que has tenido.
Y para cuando termine de seguro dejaría la mía.

Cansada

Hoy es un día en que me siento con el derecho de estar cansada, me despierto temprano, escribo un poco y luego continúo el rumbo del sueño.
Me levanto tarde hago un poco de aseo, y me siento nuevamente a la espera del fin del día, escribo, leo, juego, canto, toco guitarra, todo con una sutileza artesanal.
Claro y eso si, manteniendo incoscientemente la cabeza ocupada en "eso" que me desconcierta.

Me relajo, duermo un rato, nunca lo hago, hoy lo hice y me despierto a la espera nuevamente del fin del día, pero la espera sigue siendo interminable.
Yo me canso más.

Happy poor

Un reencuentro motivante con las palabras aparece en mí, desde hoy a las 8:15 de la mañana, cuando me despierto instintivamente a deshacerme de los versos nocturnos que crea mi cabeza, al imaginar las aventuras ocultas, las sensaciones furtivas que deja una acalorada noche a la interperie de mi habitación, desolada, magullada, abandonada.
Me es grato vivir así.
Me recuesto en un colchón haraposo tendido en el suelo y mis lujos no constan más que en una manada de libros leídos, otros que esperan ser leídos, y otros que no pretendo leer, una guitarra y otra con medias cuerdas.
Qué más puedo pedir, si lo tengo todo en el nido que me arropa tan amorosamente.

Recepción

Soy más bien, de las mujeres que prefieren sentarse a esperar a que cambie de parecer.
Algo que absolutamente no tiene nada que ver con ser floja o quedada, sino más bien que prefieren dar el tiempo necesario para planear un buen reencuentro para cuando el ente alejado decida regresar.
Es una espera pausada, poco reconocida porque tiende a pasar muy desapercibida.
Soy del tipo de mujeres que prefieren sentarse a esperar, beber un café, escribir un poco, leer otro poco más. Soy más bien el tipo de mujeres pasivas en lo que respecta al convencimiento, firme a la teoría de que "quien se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen"
Soy la que espera sentada, con la cabeza apoyada, de vez en cuando de pie, pero de preferencia sentada.
Soy la que espera y desea que la recepción sea la indicada.
Como una estocada a lo más profundo del centro del honrado del podrido, del jodido del mal hecho del mal nacido del mal fabricado del insensible del conocido del pequeño y duro del corazón mío.

Insatisfacción


Es más complejo de lo que se cree, no es tan fácil llegar así como si nada y llamarlo un simple vacío.
Es un juego de palabras decir que si el vacío no fuera vacío se llamaría lleno, es una táctica.
Existe un vacío suficiente, ese es el que yo llamo el vacío existente, ya que tú no sufres la carencia como tal, sino como un constante autoreproche desgastador, seriamente imnparable.
Cientos de miles de veces somos tan infelices con las cosas que nos rodean, que simplemente nos autodenominamos "vacíos", no es una condición, ni una elección, es un simple proceso de aprendizaje, en el cual cuando yo aprendo a valorar, aprendo a saciar. Así de simple.
Cree usted?
Tenemos algo todos los seres humanos, que se llama insatisfacción, y como el nombre lo dice no es de escasear, que al mismo término significa algo totalmente opuesto, sino de falta de satisfacción.

Ahora bien, lo que se pretende lograr con esto, es una toma de conciencia para el colectivo que pueda acceder a estas simplonas palabras, que en determinado punto pueden carecer de sentido o simple entendimiento, pero que tienen un fin. El fin, de hacer sentir que usted (quien lee) quede con una intensa sensación de INSATISFACCION, lo cual hará que busque dentro de su pocas veces visitada cabecita, para que pueda simplemente, en el intercambio y entendimiento de texto, satisfacer su lleno.

Interminable

Hay una parte dentro de la estructura osea de cada ser humano que nunca se termina de llenar,
es ese vacío eterno o esa inconclusa sensación de tenerlo y no saciarlo.
Es una anecdota incurable, sentirlo.

lunes, 9 de agosto de 2010

Un viejo poema de dos

¿Que es este sentimiento que me embarga al mirar tu gris fotografía?
Parece ser el opaco color de tus mejillas
La ausencia de nuestras narices empolvadas en retoque
La nefasta coloración artificial
O la lejanía del saberte lejos, transportada por medios que no puedo explicar
Aún así, nunca te siento demasiado apagada, siempre encandece en ti un color desconocido
Tono, golpe, batido que se coordina al sismo que provocas en mi pecho
Un movimiento constante e inacabable, que me recuerda la existencia opaca de tú, mi mártir.
Con delicada técnica trazas la agonía de tus encantos mientras lo nuestro fallece
Y con vanidosa gracia, te sonrojas cuando una lágrima mía cae entre tus pechos
Pero lo hago tuyo desde ya, nada de esto es superfluo
No creas en los movimientos, ámame en los impulsos
Ni en las reglas, ni en los espacios, ni en el juego, no creas en nada. Mejor arrímate a mí y créele a mi silencio.
Ahí yace la quietud de mi amor, en la desnudes, en lo inamovible
También descansa mi amor paciente, mi cariño herido
Aquel que recibió la primera piedra, y clama perdón de rodillas con la vista al suelo
Ese mismo que tú negaste, el mismo que hoy te sigue amando como un mendigo de tus colores
Cada vez más puro, pendiendo de un hilo
Y aun así, temiendo por su muerte no dudo en seguirte o buscarte para poder contemplar tu pálido rostro un instante breve a través del vidrio de mis anteojos
Pues ambos abrazamos el aire en la ausencia, buscándonos quizá
O quizá tan sólo pensándonos. Pero ni muy lejos ni muy cera, siempre lo necesario para sentirte suficientemente en mí
Levantando polvo del suelo con nuestra mano, cerrando el puño, riendo sin sentido
Pretendiendo que nos ignoramos en la multitud y amándonos con un frenesí destructivo
En la oscuridad del cuarto.
Y simplemente antes de dormir, acudo a ti repitiendo tu nombre en una oración.
Junto el racimo proveniente de tu boca
Y me hago un lindo collar de labios siempre frescos
Al cual puedo recurrir cada vez que tú me la niegas
Lo desato y lo paso a través de tu cuello, parado a tu espalda, doy un paso
Ha desaparecido el tú y el yo que nos separaba. Y hoy he recaído en ti tal como la primera vez.
Hoy es la primera vez
Si, la primera vez que me permites amarte.
Abierto estoy
Ultrajado por tu belleza
Ahogado por tu falta de cariños, pero inundado en tu excesiva comprensión
Sonriendo ante tu foto gris que no dejo de mirar
Mientras te he escrito esto.