viernes, 25 de julio de 2008


Conozco a las mujeres, puedo decir con toda certeza.
Puedo hablar como una mujer
sin necesariamente ser una,
hoy te puedo decir
que inducablemente sé dónde
explota una mujer.

No porque sea una, sino porque
he dormido con ella,
he tocado sus pezones
con la yema de los dedos,
he bebido del manantial amargo
de sus senos.

Por eso puedo hablar como una mujer,
no por ser una,
ni vivir como una,
sino porque he dormido con ellas,
he trocado nuestros sueños,
las he visto encantadas, alucinadas,
pasmadas.

He visto mujeres, las he olido, las he mirado,
he mamado de una las ricas mentiras de su dulce pecho.
He sido mujer,
las conozco a fondo,
las he recorrido sin principio ni fin,
las he abrazado una a una, he tomado sus manos.

Me he sentido pequeña y miserable
sin respuestas y sin sentido.

Me he sentido bvella como jasmín en primavera.

La he visto sin cristales.

He visto mujeres vueltas animales, congelarse
aferrarse a sus penas,
como niño aferrado a su dulce.

He convivido con ellas desde que nací,
sé como piensan, lo sé.

Aunque parezca la tristeza,
llevarse las esperanzas,
sé que lo pueden.

He soñado con mujeres.

A pesar de ser una.

Ya sé lo que una mujer debe hacer,
y cuándo lo debe hacer,
doble o triple,
cuantas veces sea.

Conozco a las mujeres,
más que a mi misma.

lunes, 21 de julio de 2008


Miedo me da, me da tal vez.
Me como las uñas, me corto la piel.
Miedo me da.
Verme, verme sin tílde sobre la cabeza,
Me siento desnuda bajo la lluvia,
me toco despacio, como si no me conociera.

Miedo me da, me da mi ser.
Me agacho despació para no retroceder,
zigzagean las caderas para estremecer.

Se pronuncian los senos,
los vellos también,
la niña entera se a vuelto mujer.
Tu fragilidad medio lenta,
entra por la boca,
se pasea por las
pestañas.

Tu amor vuela
como mosca
envenenada.

Sin querer te pienso
Por debajo de las
mantas, como quien
piensa
un alma abandonada.