martes, 6 de octubre de 2009

Cita a un café

Bien. Hoy es la despedida definitiva,
ya no quedan ni abrazos,
los recuerdos bellos se han guardado infinitamente (quizá)
en una caja verde al lado de mis libros.
En una caja de zapatos al lados de los tuyos.

Ya no lloraré (lo juro) o al menos lo intentaré.

(El agua está caliente, me sirvo un café.
Quieres acompañarme?)

Despego la primera fotografía de mi pared y la pego en la silla del comedor.

Charlamos un momento, calmadamete (me he sabido controlar)
Me río, porque curiosamente hoy me siento tan bien a tu lado,

hasta casi olvido que es la última vez.
Me dices que se te ha hecho tarde y que te debes ir.
Te digo que te entiendo.

-Te despides -Te vas

(El agua está hervida de nuevo. Te llamo por teléfono
- Puedes venir?)

Despego la segunda fotografía de mi pared y la pego en la silla del comedor.

Te miro fijamente, no tenemos mucho que decirnos (si queremos acabar bien es mejor así). Tú, suenas convencido y yo trato de parecer convencida.
Te digo que te adoro (aunque sea la última vez)

Cuando he acabado mi café, te despego de la silla y te pego en mi cama.

Hacemos el amor (o al menos eso parece)

Ahora que el día se ha vuelto negro, te susurro al oído...
- Te adoro.
(No hay respuesta)

Me dices por fin que esto se ha acabado,

que ya no hay lugar para mí en esta historia.
Lloro un poco (cómo no hacerlo).
Te digo que comprendo y tú, me crees.

-Te despides -Te vas.

Levanto el teléfono, lo vuelvo a colgar.

Busco un culpable y lo encuentro en mí.
No hay problemas si de ves en cuando te llamara,
pero este juego ya no es mío,
ya no pertenezco aquí.
Y cuando he dicho "De esta agua no beberé"
me muerdo la lengua porque sé que la bebo igual.
Pero cuando me han dicho "Este no es tu lugar"
He de entender muy bien.


No te equivoques no soy tan dura.
Ahora yo me hago bolita y me arrojo al papelero.
O bien me meto en un libro y me aplasto entre los otros libros,
a la espera de ser leída igual que todos los libros de la biblioteca.
Y si eso no resulta, me meto en la caja verde o la de zapatos
donde han de quedar los recuerdos del tiempo

en que nunca nos sentamos a tomar un café para hablar de cómo está el día.

Para hacer digna la despedida.
Tomo tu chaleco verde y le doy un abrazo,
el más apretado.
Le digo que lo adoro.

-Se despide -Se va