domingo, 29 de junio de 2008


Se recojen por debajo de los zapatos y te abrazan las pisadas.
Las horas pasan los minutos se encojen.
Se desgastan las manos, sangran las narices. Y yo me parezco más al futuro.
El infinito repartido en las venas,
las huellas amarradas a la cintura.

Te agachas y quieres amor,
Te agachas más y quieres hacer el amor.

Y se entorpecen las palabras, se magulla la voz.
Reiteradamente respetamos los patrones de pasos, de huellas.
Se enmudecen las palabras,
se pierde el aliento.

La pena de saberse perdido en las gotas de rocío,
el cuerpo mustio, la mirada encendida.

Encandece el cuerpo del sujeto a la luz de las velas.

Se rechina en los dientes, se oscurese el amor.

Ya no hay amor.

Ya
no
hay
amor.

sábado, 28 de junio de 2008


A esta altura de la vida me pregunto,
por qué no habré escrito para la Camila Farfán.

Ella es casi como una hermana (la que nunca tuve)
Siempre que la miro me está sonriendo tan dulce con su carita de niñita.

A esta altura de la vida, a un año de haberla conocido,
me pregunto por qué la Farfi, me quiere, si yo no soy lo que digamos un amor con ella.
Pero bueno, lo importante es que yo la quiero y ella me quiere.
Y por eso ahora le escribí algo.

Aunque fuera una simple y común descripción.

martes, 17 de junio de 2008

Media hora tartamudenado una palabra.
Una hora más de pensarla.

Tanto me cuesta decir tu nombre que se derrite entre los sesos.