Escribo porque no sé permanecer en silencio. Porque la palabra es mi carne y mi condena, y porque a veces la única manera de no enloquecer es dejar que la locura hable por mí. No busco respuestas, solo temperatura. Soy Laura Desamparada: lo que queda cuando el alma hierve demasiado.

sábado, 22 de noviembre de 2025

Soy el incendio

 

Intentaron cubrirme de tierra,

como se entierra a las mujeres

que incomodan.

Creyeron que bastaba el peso

de sus nombres,

de sus voces,

de sus zapatos sobre mi espalda.


Pero ardí.


Porque antes que yo

ardieron otras,

las que quemaron silencios,

las que rompieron sombras,

las que encendieron brasas

debajo de cada injusticia.


Soy hija de ese fuego.


Fui chispa en el borde de sus botas,

fui brasa bajo el miedo,

fui llama filtrándose

por las grietas que juraron sellar.


Quisieron que fuera obediencia,

pero me volví resplandor.

Quisieron que fuera polvo,

pero me hice viento

que levanta el polvo.


Soy el incendio

que ninguna mano masculina logró sofocar,

el que vuelve a prenderse

en el rincón más húmedo,

el que pasa de mujer en mujer

como un secreto invencible.


No ardo para ellos,

no brillo para ellos.


Ardo porque existo,

porque mi fuego es memoria,

es legado,

es cuerpo que ya no se disculpa.


Soy el incendio:

no me apago,

no me arrodillo,

no me disculpo.

Ardo para que el mundo recuerde

que las mujeres también somos fuego.