martes, 22 de octubre de 2019

Arde Santiago

Seguramente estás viendo Santiago arder esta noche y a través de los pequeños espacios de tu ventana, se filtran diminutas partículas de lacrimógena a tu pieza.
Me pregunto si pensarás en mí.
Porque yo lo he hecho, curiosamente, mientras sonaba el helicoptero de los pacos sobrevolando por mi barrio, y mientras los milicos y pacos disparan libremente un poco más allá.
Pensé en ti, en este mismísimo momento y anhelé, que días antes cuando te insistí que me dieras una oportunidad de conocernos y pasarlo bien, me refería precisamente a habernos tomado de la mano y a haber caminado libremente por las marchas de la ciudad. Habiendo repudiado tanta injusticia y mala leche.

Pero tú no quisiste, y por eso hoy me encuentro aquí, asomada en mi ventana viendo Santiago arder, enviándote partículas de mi cariño, esperando que se mezclen con el humo que entra por tu ventana y entre a tu corazón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La indumentaria era completa, zapatillas cómodas para correr, ropa oscura, para mezclarse en la turba, en la mochila una botella con agua, limones una pañoleta.
Salí corriendo con la adrenalina a mil, vibrando de pies a cabeza, con la sonrisa dibujada.
Ver arder la ciudad fue siempre un sueño, hoy con la gente en la calle y la dignidad como consigna, el sueño se convertía en realidad.
Mientras caminaba por la alameda y me cruzaba con los milicos, pacos, zorrillos y guanacos, con la sonrisa dibujada, por ver a mi pueblo luchar, una lagrima caía por mi mejilla, había perdido la oportunidad de caminar entre ese caos colgado de tu mano, me perdí el espacio mágico de tus dedos.
Mientras miro arder Santiago, lo helicópteros sobrevuelan la población y los que se niegan a descansar se enfrentan con los milicos, entra por mi ventana una brisa dulce mezclada con el humo de las lacrimógenas, pólvora y sangre que me reconforta como si con ese aroma nos encontráramos por fin.