Se recojen por debajo de los zapatos y te abrazan las pisadas.
Las horas pasan los minutos se encojen.
Se desgastan las manos, sangran las narices. Y yo me parezco más al futuro.
El infinito repartido en las venas,
las huellas amarradas a la cintura.
Te agachas y quieres amor,
Te agachas más y quieres hacer el amor.
Y se entorpecen las palabras, se magulla la voz.
Reiteradamente respetamos los patrones de pasos, de huellas.
Se enmudecen las palabras,
se pierde el aliento.
La pena de saberse perdido en las gotas de rocío,
el cuerpo mustio, la mirada encendida.
Encandece el cuerpo del sujeto a la luz de las velas.
Se rechina en los dientes, se oscurese el amor.
Ya no hay amor.
Ya
no
hay
amor.